El tesoro

Cuando nací, la partera me dijo: “Recordá este mapa, te llevará al tesoro”. Fueron las primeras palabras destinadas a mí que escuché después de escaparme del vientre de mamá dos meses antes de tiempo.

De la imagen del mapa no tengo registro, pero mi vida nunca dejó de ser gracias a la búsqueda del tesoro.

Siempre me creí cerca, jamás dudé a cerca de que estaba encaminado. Nunca dejé de buscar, hasta que finalmente lo encontré mezclado en una telaraña virtual que no dejaba distinguir nada.

El brillo del tesoro me encandiló, rápidamente me di cuenta que estaba ante su presencia y me lancé a tomarlo, entre decenas que rodeaban la zona, perdidos en la maraña, sin poder contemplar la magnitud de la belleza del tesoro.

Temprano pude rescatarlo de la tela araña, descubrí que el tesoro del que me habló la partera no era como el de las películas. Brillaba más intensamente que los minerales brillantes, atrapaba mucho más que el oro y exigía otro tipo de cuidados.

Encontré el tesoro, lo tuve, pero se me fue. Me da la sensación de que si salgo a perseguirlo, jamás lo perderé de vista y cada tantas cuadras me esperará, para escaparse más adelante.

-¿Mamá me das plata? -pregunté temeroso

-¿Para qué? –retrucó mamá

-Tengo que perseguir al tesoro, pero se me rompieron las zapatillas, lo encontré, sé adónde está, lo voy a ir a buscar, me tenés que ayudar.

-Otra vez no, ya te di mucha plata para ese tesoro. Encima, me decís, no se puede vender porque no alcanzan todos los millones del mundo para pagarlo. Vos estás loco -terminó mamá.

Y terminó mi búsqueda del tesoro

El rock de la necesidad

Te necesito, como Ceci a Iván
Te necesito, como el huevo al pan
Te necesito, como el bien al mal
Como un mosquito picar, te necesito.

Te necesito, como el japonés al Yen
Te necesito, como Poli al fernet
Te necesito, como el actor al papel
Como exiliado volver, te necesito.

Te necesito, como la Selección a Messi
Te necesito, como Hollywood a Joe Pesci
Te necesito, como Iván a Ceci
Como graduado a la tesis, te necesito.

Te necesito, como la vida al sol
Te necesito, como la muerte a Dios
Te necesito, como tu mamá a vos
Como el Chevrolet al Ford, te necesito.

Te necesito, como el idiota al gurú
Te necesito, como el recuerdo a Lulú
Te necesito, como la música al blues
Como a la paz en Kabul, te necesito.

Gloria

A la meada que limpia los últimos vestigios del calvario

Al cuerpito que volvió a llegar hasta ahí

A la nena que volvió a aguantarlo

Al amigo de los vestigios

Gloria...!!!

Conciencia

-No creo en tu Dios, sólo me dejo traicionar por mi conciencia

Contra San Valentín

Yo no quiero

Una dama recatada
una vida secuestrada
la dieta de ensaladas
estar a la puteadas
crisis inventadas
llevarme a las patadas
agarrarme de pavadas
un rosario de giladas
fidelidad garantizada
una mina preocupada
lágrimas derramadas
una cama bien armada
Yo no quiero nada.
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Yo quiero

Una mina independiente, cuasi perra,
que se deje de güevadas, que se toque, que se moje, que se muera de placer.

Que olvide la penitencia que el de sotana le impondrá por gozar.

Que su Dios sea mi verga y que sólo se retuerza cuando al paraiso vaya a parar.

Que no piense si se acuesta en cuestiones de moral, que su cuerpo me de vuelta para una incursión animal,
que a mi amigo humedezca por querérselo tragar.

(Esto es viejo -la segunda parte retocada para esta entrega- pero me parece pertinente dedicarlo hoy para ella, que se enamora de cada uno con el que duerme. Y para las enamoradas de otros capaces de pasar noches interminables conmigo sin dormir ni un minuto. También se lo quiero dedicar a las que les regalaron un celular.)