Fealdades

-¿Hay algo más feo que una mujer policía?
-Sin dudas que sí: una mujer fea que se hace policía

Celos

-¿Con quién me voy a encontrar? Ya no soy la pendeja loca de cuando nos conocimos, me fui a tomar un helado con Melina, hay pruebas: mirá la blusita de la nena, está llena de frutilla –decía a viva vos una joven mujer, cargando a una beba en los hombros, que caminaba junto a un muchacho que le reclamaba algo que no alcancé a escuchar.
-A mi no me jodás. ¿Por qué te viniste antes, con quien te encontraste? –inquirió el hombre, flaco, de pelo corto con una trenza considerable cayendo sobre la nuca.
-Vos pensás eso porque no sé con quién te encontrarás cuando me decís que estás con tus amigos. No tenés derecho a hacerme esto, estoy metida en la casa todo el día y cuando decido ir a la heladería con Melina me hinchás las pelotas –se defendió la chica, de atractiva silueta y rasgos poco comunes.
-Vos te creés que soy gil. Decime con quién estuviste en la heladería, había tres vasitos de helado –acusó el muchacho, de barba corta y vestimenta zaparrastrosa.
-Ves que sos un boludo, en el vasito chiquito puse un poco de helado para la nena, lo dejé derretir un poco para que no le destemplara los dientes. El otro más grande era de mi helado y en el otro puse agua, mirá lo que te tengo que explicar cavernícola –afirmó la chica.
A esa altura del intercambio verbal ya habían detenido la caminata y se miraban fijamente el uno al otro mientras la nena llorisqueaba cada vez que su madre intentaba bajarla de los hombros. Extrañamente, la bebé ni se inmutaba con los gritos de sus padres. Finalmente, tras un instante de absoluto silencio, fue la niña quien dio por terminada la pelea de sus padres. Desde los hombros de la madre estiró sus cortos brazos en dirección al cuello de su padre, este sin pensarlo la tomó fuerte al mismo tiempo que le partió la boca de un beso a su pareja. Después siguieron caminando, a las risas como si nada hubiese pasado. En la esquina, a unos 30 o 40 metros de la pareja, confundido entre los transeúntes, un apuesto caballero enfundado en pilcha cara, sonreía mientras quitaba con su lengua restos de helado de frutilla de alrededor de su boca y de los dedos de la mano derecha.

Berrinche navideño

-Sabés que las zapatillas baratas no me van, me raspan el callo, se me termina lastimando el pie y sufro como condenada. No hay caso, sos un pelotudo, hace 20 años que me conocés y todavía no me hiciste un regalo como la gente –cruzando una calle de la esquina más transitada del pueblo, en las vísperas de la Navidad de 2007, una mujer de unos 40 años, se dirigía en esos términos a un hombre unos 10 años mayor que caminaba al mismo ritmo, separado por una bella adolescente de la enfurecida señora.
-Bueno, la próxima te doy la plata y te comprás lo que se cante, a mi me gustaron las zapatillas, creí que te quedarían bien con las calzas que te regaló tu hermana, pero veo que no pego una con vos –replicó el caballero en un tono mucho más bajo que el de la mujer.
-Perdete la plata en el culo, lo que tenés que hacer es conocerme, prestarme atención, no sabés que me gusta, lo que necesito, no sabés nada de mi –siguió agresiva e intransigente la morocha, de rulos difíciles y marcas indelebles de un intensivo cuidado del rostro.
-Esperá un poco mamá, las zapatillas las elegí yo, no son baratas y están buenísimas. Son anatómicas, pero si no las querés me las dejo para mi y elegimos otra cosa que a vos te guste, lo único que queremos es que estés contenta –interrumpió la chica que caminaba entre la pareja- porque te queremos. El papi no tiene nada que ver, yo le insistí que te comprara las zapatillas, fijate que son amplias en la punta, no te van a lastimar, y combinan perfecto con la calza y los jeans. Probátelas y si te molestan me las dejo yo ¿Si?
-Y vos para qué te metés, si querés unas zapatillas comprátelas y listo –retrucó a viva voz la mujer de los bucles atrayendo la atención de decenas de transeúntes que recorrían el centro del pueblo en búsqueda de provisiones navideñas.
-No hagas papelones mamá, por favor –imploró susurrando al oído de su madre la piba.

La señora no estaba de ánimo como para medir su actuación con ojos ajenos, así que en lugar de atender el consejo de su hija estalló en un llanto y gritó más fuerte que antes.

-La gente no me importa nada –pronunció mientras agitaba todo el cuerpo al ritmo de violentos movimientos de brazos-.
-Mariela tiene razón vamos a hablar a casa, por favor –rogó el hombre, mirando a la muchedumbre que ya rodeaba la escena como si estuviera pidiendo piedad o al menos comprensión-.

Mientras se desarrollaba la discusión, la pareja y la adolescente seguían caminando con pasos lentos e interrumpidos en las partes más álgidas del entredicho. Ni cuenta se dieron que pasaron por la puerta del supermercado al que se dirigían a comprar la canasta navideña. Pero frente al casino debieron darle explicaciones a la policía que custodiaba la entrada, quien intervino solamente porque más de un mirón se lo pidió.

-Disculpe señorita, tenemos un mal día, a todos nos pasa ¿No? –esgrimió el marido visiblemente avergonzado por lo que estaba pasando.
-Toda mi vida está mal, desde hace 20 años que está mal –vociferó desencajada la mujer.
-¿Está seguro que puede manejar la situación? Tendríamos que pedir ayuda profesional ¿Qué le parece? –ofreció al hombre la corpulenta uniformada, de voz ronca y nula expresión en el rostro.
-Está todo bien, a media cuadra está el auto, cuando lleguemos a casa vamos a solucionar todo. No se preocupe, cualquier cosa llamamos por teléfono al 911, muchas gracias igual –dijo la bella niña y antes de escuchar la respuesta de la policía apuró el tranco llevando a su madre del brazo.
-Dejame, puedo ir sola –continuó enfurecida la señora, aunque ya no gritaba ni gesticulaba.
-Llamá al 101, todavía no funciona el 911 –aclaró la mujer policía provocando una risa ponzoñosa de un viejo militante de los derechos humanos (crítico del discurso policiaco del Gobierno) que pasaba por el lugar pero sin ser escuchada por la familia conflictuada.

A unos 50 metros del casino, o tal vez un poco más lejos, la pareja de la pelea se subió a un imponente auto importado, mientras la chica siguió caminando hasta desaparecer de la vereda al entrar a la boutique de ropa informal de moda en el pueblo. Al cabo de 15 minutos, el hombre y la mujer descendieron del auto, ambos por la puerta de la derecha. Se fundieron en un feroz abrazo y regresaron al supermercado adonde llenaron un carro con turrones, panes dulces, tres conejos, variedad de verduras y algunas botellas, entre las que sobresalía una de champán Barón V.
Al mismo tiempo que la pareja recorría las góndolas, varios espectadores de la ruidosa discusión que estaban en el negocio miraban sorprendidos: la señora seguía cada una de las indicaciones de su marido y, lo más llamativo para el resto de los clientes del centro comercial, caminaba sobre unas zapatillas indudablemente recién estrenadas.

La mujer maravilla

La última dictadura de las Fuerzas Armadas de Argentina se caía a pedazos, a pesar del esfuerzo de las maestras de mi escuela primaria por enseñarnos a respetar a los tiranos usurpadores del poder. La guerra de Malvinas transcurría en mi mente como una película fantasiosa de Hollywood en la que los muertos en pantalla se levantaban ni bien se escuchaba el clásico "corten" del director. Los poros de la piel de mi cara comenzaban a agigantarse preparando el terreno para los tres pelos que insinuarían el advenimiento de mi barba. La presencia femenina dejaba de molestar, se iba haciendo lentamente necesaria y cada vez con mayor insistencia provocaba extraños cosquilleos que descendían desde las inmediaciones del corazón hasta el pito, sometido ya repetidamente a una seguidilla incuantificable de pajas practicadas con todas las imperfecciones que pueden aceptarse de un principiante. Mis hormonas no entendían de represión. A pesar del velo oscuro y pecaminoso impuesto por el aparato ideológico (la escuela, la Iglesia y los medios) sobre el sexo y el placer en general, una terrible dureza adquiría mi pene cuando aparecía la mujer maravilla (Linda Carter) en la televisión. En mi casa ni las bombachas de las féminas de la familia se exponían a la vista de los varones, en la calle las mujeres paseaban cubiertas por vestimentas antisensuales y las compañeras de la escuela se enfundaban en holgadas pilchas cuando no se ponían el largo guardapolvo de moda en la época. Así era la moda, eso enseñaban los padres, los maestros, los curas y las vecinas chismosas. Según tengo grabado en la cabeza, la mujer maravilla iluminaba las miradas, revolucionaba mi interior sin mas armas que la insinuación de los dotes naturales de su cuerpo. La mujer maravilla marcó definitivamente mi vida y la de Natalia. Veinticinco años después, suele visitarme en casa disfrazada igual que la primera vez, en el frío salón de actos de la escuela del barrio en el que mis viejos me criaron.

Proceso invertido

Piedrito me preocupa, a diferencia del resto, nació grande y se fue haciendo más chiquito. Si sigue así va a desaparecer el pobre Piedrito.

Respeto

"De qué vale el respeto sin pasta que lo sustente" (Payaso Krosty)

Payada contra el payador

Ese gaucho es ducho en esto
De inventarse duelos de facón
Los ostenta erguido, fanfarrón
Cranea sin salir del aposento
Se parece a un esperpento
El paisano humilla payando
Su autoestima fue elevando
Hasta que solito cuenta se dio
Que es un cuento que nunca vivió
Porque siempre está inventando

"Gorilas"

Cuando aparece un "gorila" y después aparece otro que se queja de su "gorilada" me confundo. Primero puteo al "gorila", más tarde me cago en el que "gorilea" contra el "gorila" y finalmente los quiero matar a los dos.

El rock del espectador

Hoy es miércoles a la noche, pasan los coches, a dormir se van
En casa los espera una esposa histérica que los quiere retar
Los mandó a comprar pañales para el bebé
Se pasaron de listos se fueron a beber
¿Y ahora qué le van a decir a esa pobre mujer?
Que estuvo todo el día escuchando el llanto de sus bebés
Esos que no querías tener, pero igual los bañás, los besás, los querés…
Es uno, son dos o tres, da igual, da igual… Para eso no te limitás
Como para lo que te hace llegar hasta el umbral que no pensabas alcanzar
Ni cuando estuviste en tu máxima expresión te creíste esa canción
Que decía déjala volar, de acá, de acá; que decía: si te ama va a volver
Cuando se la llevaron te pusiste triste y después te reíste otra vez.

Por el barrio

Un día camino por lo más hondo
del barrio Anselmo, yo nací ahí
pero no me acuerdo cómo salí.
Y, como antes, la hallé al fondo.

La misma mina me pone cachondo
El mismo humo me invita Anahí
Y corre la Marce, ya va a parir
Un engendrito del negro Belmondo.

Él se robó una moto, se fugó,
se llevó un maletín con alhajas,
se tomó un bondi, más nadie lo vio.

Entre el humo, el olor del motor,
La Anahí, su obsesión, mi amor,
Me voy antes de encontrarme con vos.

Detalle

Me las cogería a todas, sin distinción de raza, edad, ni nada, sino fuera por un detalle: la inmensa mayoría me dice que no.

Cuatro cuartetos dudosos

Jugarme el pellejo sabiendo que
tu cuerpo cubrirá mi carne viva,
ayudará a espantar el terrible mal
liberando de fantasmas mi mente

El efecto ahora es tranquilidad,
está lejos del delirio anterior,
a mil leguas del amor, del corazón,
en las sensaciones de la realidad

Siempre y cuando siga todo igual:
rock and roll, una pitada volada,
enderezar la confianza quebrada
y así alcanzar la felicidad

Tu pasión de otro tono tiñó
esas siestas de humo armadito,
de sudor fiero, ansioso, solito,
infaltable yunta en mi gran mansión

Fuiste

Fuiste siempre convincente sobre lo que no querés
pero ¿quién carajo entiende eso que pretendés?
Tanto tiempo con ese dilema, la cabeza me saqué
para entender recién cuando dos se hicieron tres.

Y ya lo sabés…
Tantas veces como pude, por vos me privé,
de salir y ver las cosas como son
ahí afuera de mi corazón.

Último momento

Una sorpresiva y profunda caída de la bolsa de Madrid provocó que cientos de personas se arrojaran al precipicio tratando de salvarla. El saldo fue trágico: 12.658 muertos, reveló un vocero del Gobierno español en un escueto comunicado leído ante una nutrida cantidad de periodistas de todo el mundo. Además, informó que hay una mujer desaparecida y que no se hallaron rastros de la bolsa.

Almas gemelas

Si no has nacido todavía me van a acusar de estupro o me estigmatizarán como viejo verde, veremos ...

Entre el amor y el estupro

El pibe, de 19, se enrolló en una relación con su sobrina, de 13 años. Amor, juran por Dios, los Santos Evangelios, el Pastor Giménez y el bailantero Gary. Pero nadie los entiende, menos los padres de la niña. Y entonces entra a jugar la Policía y la Justicia. Y la Policía, otra vez. La historia –absolutamente real, aunque parece caída de la cabeza de Jorge Maestro, Quique Estevanéz o cualquier otra brocha gorda del culebrón argento- se desarrolla en un pueblo chiquito. En el culo de un departamento también chiquito. Con poca gente, que se conoce casi inevitablemente entre sí. En una provincia en la que se sabe casi todo de todos. O, de tanto saber o creer saber, no se sabe nada de nada. Quién sabe.

Tampoco nadie sabe cuánto tiempo llevan los parientes amándose. Cómo fue la primera vez. Y otra vez, cuándo fue. Lo que si saben todos ahora es que el tío toca a la sobrina. Y la nena confesó: “Me gusta, nunca me obligó, ustedes no entienden”. Palabras más o menos, el discurso estremeció a los oyentes: los padres y los policías, empeñados en imputarle abuso sexual agravado por el vínculo al pibe. Lo quieren mandar a la cárcel. O al infierno, que es lo mismo.

Agónico amanecer

Febo asoma por la loma, en las afueras de la ciudad
Está cerrado el lugar para escapar
Un rayo viene, como un rayo ella va
No la puedo mirar, la quiero tocar, me va alcanzar

No tengo lugar para entrar
Bajo tierra, 100 metros o 150 kilómetros, quiero estar
Ese rayo hijo de puta, el primero, está ahí nomás
Las gafas las olvidé arriba del piano
Me parece que se las robó el enano
Esto es un complot, complot y la puta suegra que te tocó

Cerró el bowling y el casino, la gorda está de turno
Doña Juana ya hace una hora que regó
El jardín y la tumba de Don Julio, “ahísito nomás de la cama”, como se lo pidió al enterrador.

Ahí viene el febo botón, con sus rayos destructivos
Asesinos sin sueldo, cuasi robots
Pero a quién carajo se le ocurrió esta maldición
Lo volaría en mil millones de pedazos sino fuera porque se seca la plantación.

Que vengan los bomberos, al oriente hay un incendio
Una bola roja se levanta, amenaza fiero
A mi cerebro, a mi visión y a mi condición (de humano)
Y la puta que lo parió, la reputa madre que lo parió…

Preso del sexandrock

La más caliente maravilla
encontré debajo de la pollera
marrón, negra y amarilla
que se puso la nena

Una mañana tranquila,
de pepas con marca fina
desbordando la cartera lila,
me puse a hurgar en la neblina

De su desborde
de mi emoción
justo al borde
de la prisión

Crónica de un procedimiento tipo

Un escuadrón de Gendarmería custodió al fiscal federal en Turno en el allanamiento a la casa de Carlos García, en donde -la policía le dijo a la Justicia- habría un kilo de cocaína recién llegado de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. Los agentes locales, con colaboración con la DEA, presentaron documentación de supuestas transacciones de García con un famoso cartel de esa ciudad y detalles del traslado de la merca por parte de un motociclista que pernoctó una noche en Salta y otra en San Juan, antes de arribar a Mendoza.

El cargamento, de acuerdo al informe policial, tuvo como destino la casa en la que Carlos García vive con sus padres ancianos en Dorrego. “Ahí se corta y se comercializa”, se leía en el libelo que el fiscal llevaba bajo el brazo mientras caminaba desde el auto importado en el que se traslada hasta la puerta de la casa, justo en el momento en que una voz ordenó: “Entren ahora”, provocando un movimiento coordinado de efectivos que en 10 segundos minó de trajes verdes la vivienda de los García.

A Carlos lo encontraron con las manos llenas de caca, cambiando los pañales de su madre, afectada por un prolongado Alzhaimer. Don Carlos, padre del supuesto narcotraficante, desde la silla de ruedas que lo transporta hace 15 años no paró de proferir insultos mientras un joven de unos 21 años vestido de uniforme trataba de esposarlo para que dejara de arrojar todo lo que tenía a mano contra los “invasores”.

Mientras pasaban los segundos, la casa comenzó a convertirse en un caos. Con cortaplumas, los gendarmes cortaron el tapizado de los sillones del living, mientras los efectivos de Toxicomanía de la Policía de Mendoza, le hacían un desastre a la cocina de Doña María, el único lugar en la vida en el que la pasa bien, a pesar de la terrible enfermedad. Carlos miraba sin pronunciar palabra, sentado en un rincón de la sala de estar, esposado de pies y manos. Y María deambulaba, libre de ataduras por orden del fiscal.

Con el girar del segundero del excéntrico reloj suizo que llevaba, el funcionario judicial empezó a transpirar frío porque la merca no aparecía, mientras los vecinos se arrimaban al frente de la casa de los García, una familia con más de 60 años de historia en el barrio. Insultaban a la Policía y llamaron a los medios. La merca no se encontraba y desde la oficina Fiscal le avisaban al director del procedimiento que “ya está en los títulos de la tele, en cinco minutos llegan los móviles en vivo”.

El grito ensañado de un policía desde la cocina, sin embargo, alentó al fiscal. “La encontré, carajo”, vociferó el Negro Gómez, desembarcado en Toxicomanía a pedido del mismo hombre de la Justicia, luego de estar apartado dos años de la Policía sospechado de asesinar a un detenido y disfrazar la escena para que pareciera un enfrentamiento. Con un frasco grande de vidrio en las manos, una sonrisa sarcástica dibujada en el rostro y la vista clavada, amenazante, sobre la humanidad de Carlos, El Negro entró a la sala y le entregó la “prueba” a su jefe. Fue lo último que este magistrado tomaría en sus manos y el final para un “bochornoso procedimiento”, como fue calificado unánimemente con posterioridad.

Como un rayo, un palo de amasar se desplazó a velocidad inusitada directo a la nuca del fiscal. Al impactarlo lo volteó violentamente sobre una mesa ratona, con superficie de vidrio, material que perforó la cabeza del fiscal en más de un lugar terminando con sus días en este mundo. María hizo Justicia, a pesar del Alzhaimer defendió con todas sus fuerzas al frasco donde guarda el azúcar impalpable que usa para hacer las fantásticas tortas que ilusionan sus días y empachan a sus pequeños bisnietos.

0800-ALBOROTO

-Por ahora te pido eso nada más, ya veré cuándo quiero algo más –me dijo la morocha que más loco me pone hinchando las pelotas del otro lado del teléfono

-No pidas, por favor, no hay más. Soy de mentira, yo… –le supliqué

-Ya sé, si sos periodista –remató

Una cuestión de tiempo

Paulina es nauseabundamente bonita. Lo que muestra y lo que hay que encontrar es excepcional. Brilla más. Intuyo que la cara le duele, aunque ella me asegura que no.

-No se puede ser tan bella sin alguna consecuencia detestable –le marco, o mejor: la obligo a mostrarme la boca del paraíso. Todo brilla más aún cuando hace una mueca armónica con el contexto. Labios sutiles, inteligentes para no sobreexponer a la dama al ridículo. Rosados, muy rosados y limpios, sin vestigios químicos.

-Exagerás -me provoca Paulina riendo a morir, como si las arrugas no la amenazaran. –A mí me da la sensación que me estás jodiendo –denuncia, da un portazo y se va.

Cascoteao

Estoy en aprietos: Agrio Presente me visita, lleno de bosta. Algo me late a destiempo. No se qué hacer. Como consuelo, el vino gasificado en barrica sale bien, pica seductoramente en el fondo de la boca, apesta a fruta pasada de madura desde la punta de la lengua descendiendo en intensidad en la profundidad bucal.

Si la pelota es argentina, no podemos perder

-Un baile, se van a comer un baile –dice Pergolini para Pepsi. Contagia. Es negocio, ya se.

Pero la pelota es mujer y le gusta que la lleven de baile, como dicen los del negocio. Y si es puta y melancólica, a la argentina, le gustará que la toqueteen, a lo Román, que la desborden, a lo Lio, o se la lleven puesta, a lo Sorín. Un revolcón por aquí y otro por allá, a lo Apache Tévez, no le caerá mal, y los caños de Saviola y Aimar, a delirar.

Ahora, si la pelota es negra, se anda moviendo por las calles sola y le gusta ir a zambear, mamita tamo’ en el horno, con papas y ahogados en chimichurry.

Muy bien por el bien

El mal no existe, es un invento del bien para justificar su propia maldad. El bien es el bien. Siempre tiene razón y su mal siempre es menor al mal del mal. El bien se arma hasta los dientes para protegerse del mal, aunque el mal tiene poquititas armas. Cuando el bien mata a montones del mal, está bien. Muy bien. Ahora, si el mal asusta a uno del bien, es un pecado mortal que el bien castiga con un montón de muertes del mal. El mal no se puede defender, es malo, todos lo saben y se creen buenos. El bien necesita del mal, mientras, el mal cuanto más lejos del bien está mejor.

Amenaza

-Te voy a esperar toda la noche. Y toda la vida, si es necesario -pronunció más de 20 veces ya la voz de María en el contestador de mi teléfono móvil. El mensaje siguió pasando y yo todavía no puedo apagar el aparato. Ni volver a casa.

Chiste fácil

La cocaína complica al Mago Coria

“El Mago (Guillermo) Coria tiene problemas con el saque”, afirmó sin muecas en el rostro el creíble periodista deportivo Román Iuch mirando sin pestañear a la cámara. La grave denuncia la realizó en medio del clima jocoso en el que se desarrolla Estilo K, por TyC Sport. Luego, atribuyó a ese problema la estrepitosa caída que protagoniza el tenista en el ránking mundial del deporte blanco. El Mago, atendiendo a la denuncia de Iuch, se tomó enserio el mote histórico del tenis y otras cosas blancas más. Teme más a los controles antidoping que a los rivales. “Siempre se puede caer un poco más”, advirtió Iuch sobre el futuro del deportista.

Marcas

Gracias a la excusa que encontré para vivir sin trabajar –soy periodista-, conocí gente de toda calaña. Tantos años girando por el mundo me vieron entrar a fabelas, villas y caseríos miserables como a suntuosos palacios de estilos diversos. Dos personas me marcaron: Natalí, una morena puertorriqueña y la misteriosamente blondísima Baronesa de Kiu-Li, Pibita Iko. Los canales que sus uñas dibujaron en mi carne nunca terminan de cicatrizar.

Valga la redundancia

Lo mismo sólo es lo mismo cuando es lo mismo, en todos los demás casos lo mismo no es lo mismo.

(Perdón Naroski)

Mi vida

Despacito, muy suavemente, tomándose todo el tiempo del mundo me fue despedazando. Empezó por mi cabeza, siguió por mi pija hasta que se adueñó de mi corazón y, entonces, me rompió todo. Siempre fui consciente, no soy boludo. No estoy sorprendido, por más que me duela mucho. Soy fuerte, creo. El dolor no me asusta, el miedo tampoco. Sufro, en silencio para no alarmarme ni darle motivos para gozar. Perdí, ya lo sé. Y ¿qué?...

Lo, recuerdo

Una sola novia de las pocas que pude conquistar en mi vida es testigo de mis proezas de alcoba. Pasó mucho tiempo, pero, aunque perezca y vuelva a nacer mil veces más, en el rígido de mi cabeza permanecerán esos fines de semana interminables. Nunca más sucedió, vaya a saber por qué. Antes y desde entonces, con otras compañeras, no es lo mismo. Pobres, con amor o sin él, no hay proezas.

...!

Postal

El solcito se animó a calentar la mañanita de finales de marzo, cuando el reloj se arrimaba a las 8,30, una hora y media después de la diaria tortura de apagar el despertador y escaparme, prácticamente inconsciente, de las caricias de las suaves sábanas que cubren mi cama. Una brisa del Sur amenizaba la convivencia y despejaba absolutamente el cielo, invitando a tirar hacia atrás la cabeza con los ojos bien abiertos permitiéndole una salida al alma rumbo al encuentro con su alimento vital retaceado a límites insoportables mientras permanece encerrado en las fronteras del cuerpo y la mente.

Viví tales sensaciones gracias al vaciamiento de contenido que mi ansiedad le propinó a la caja de 20 Phillips Morris adquirida en la noche previa con la idea de encontrarla bien poblada de rubios con filtro marrón al despertar. Sin esa circunstancia, hasta al menos dos horas más tarde no hubiese ni siquiera pensado en dejar la oscuridad del rincón de la casa que cobija mi actividad laboral.

Afuera, haciendo juego con el desinteresado obsequio de la naturaleza, un ejército de niñas al servicio de los comerciantes desplegaba su belleza y la mercadería en las veredas. El quiosquero de al lado de casa barría el terreno en el que colocaría mesitas, sillas y la esperanza de recaudar unas monedas más con las bebidas. Y un pibe muy chiquito, enfundado en una camiseta del Chaca que le caía hasta las rodillas, cantaba que “si sos del Tomba te querés matar…”, ante la mirada cómplice y satisfecha del cuidador de la playa del supermercado.

Pasé absolutamente desapercibido para casi todos, no así para los ojos tristes de Giuliana, que me divisaron a una cuadra de distancia y no cambiaron de objetivo hasta tenerme enfrente.

Me dejó

Ella me dejó,
como un perro deja a un hueso.
Tan rápido como se fuga un preso,
me abandonó

Pero va a volver.
Lo sé porque siempre es igual:
se divierte cuando viene y va,
y yo otra vez me dejo perder

Hoy no hablo de vos,
de quien ya no recuerdo ni el pelo
y nunca más me correrá el velo
para que entre mi amor

Ella es mucho peor,
antes de besarme olfatea en mi billetera,
se mueve como una pantera
si a dinero siente olor

Y sino se va
a volar con otro más altanero,
a saquearle el monedero
y la libertad

Como ella no hay,
blanca, brillante y radiante, para matar.
Jamás me la voy a olvidar
y, a pesar de todo, volveré a treparme a su umbral.

Abonando el olvido

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Última contemplación

Se sabe lejos del amor de su vida y a muy pocos pasos de la muerte. Pero nada le impedirá contemplar la belleza desparramada desnuda sobre su cama, esperándolo sin importarle el pasado, el presente, ni el futuro inmediato rodeado de gusanos degustándose la carne firme cubierta por la piel que no alcanzó a arrugar la corta vida de Juan.

El yo enfermero

-Mi peor yo aparece para curarme las heridas perpretadas por lo mejor de mí -se justificó un displicente transeúnte de la vida.

Dulce decepción científica

La ciencia se quedó renga y el negocio decepcionado luego de gastar millones de dólares en una investigación que se mantiene en secreto por el papelón que significa para la comunidad científica internacional.

Los más prestigiosos investigadores del mundo sobre las fuentes de energía del universo, nuevos planetas o satélites y otras áreas ajenas al común de los mortales, se unieron para develar un misterio: un brillo intenso en el cielo del sur de América del Sur nunca tomado en cuenta antes presentaba más luminosidad incluso que el sol.

Un telescopio con características innovadoras respecto a los existentes, que se estaba probando simultáneamente en Estados Unidos y Europa, revelaba que una extraña luz traspasaba el firmamento sin recalentar los cuerpos de alrededor ni molestar a la vista de las personas circundantes. En el cielo, rebotaba en la luna, en el sol, en las estrellas y en cualquier partícula voladora del espacio.

Al brillar en su máxima potencia, la luminosidad copaba todo. No era permanente, ni constante en los momentos de repeler brillo. Tampoco se apreciaba desde la tierra con la mirada de un mortal contaminado por la filosofía corriente en occidente, aunque ciertos ojos elegidos no necesitaban de telescopios ni teorías para abrirse grandes permitiendo que tremenda belleza transite sin burocracia hasta el centro del corazón.

Los científicos, empecinados en detectar el generador de los rayos lumínicos que los hacía soñar estar ante el descubrimiento más importante del inicio del tercer milenio, proyectaron una investigación multimillonaria, acorde a las expectativas. Tanto cráneo junto no tardó en reunir los U$45.000.000 que costaría el trabajo. La mitad de la investigación la financiaría en partes iguales Estados Unidos y la Unión Europea, mientras que la otra mitad sería costeada por empresas multinacionales con cabecera en los Estados intervinientes.

El primer eslabón del trabajo científico arrojó la confirmación de que el brillo ascendía desde la superficie. Desde un punto muy pequeño ganaba espacio mientras se elevaba hasta alcanzar millones de kilómetros de extensión iluminando todo lo que desde el suelo se ve del cielo.

La segunda cuestión fue la localización del agente generador de la maravilla que deslumbraba a los científicos y les hacía refregar las manos a los grandes señores de negocios que veían varios billones de dólares tras el descubrimiento. En principio se pensó que estaría en el mar, o en el medio de un desierto pero un nuevo instrumental ideado especialmente para la investigación reveló otra sorpresa: todo indicaba que los ases de luz provenían del corazón de Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Para sorpresa de los investigadores, la fuente energética recientemente descubierta no se detenía frente a objetos materiales sólidos. Los rayos de luz se proyectaban rectos al cielo, a pesar de los edificios, los árboles y otros obstáculos que hasta frenan al sol más caliente de enero.

El paso siguiente fue la revisión de cada una de las operaciones nucleares que los países desarrollados han desplegado por el mundo, pensando en la posibilidad de que la “luz porteña”, como la bautizaron los científicos, surgiera de desechos de esas pruebas. La hipótesis quedó descartada, en Argentina no hay ensayos nucleares y podrán existir desechos de ese tipo pero no en la Capital Federal.

No transcurrió mucho tiempo hasta que los investigadores jefes del proyecto –Francis Graham Taylor, de EEUU, y Julia Zapata, argentina radicada en Francia, designada por Europa- comunicaron su intención de hacer pie personalmente en Buenos Aires. Pidieron que todas las autorizaciones diplomáticas se hicieran con la mayor de las reservas, incluso sin revelar el fondo de la investigación al Gobierno argentino.

En un par de meses, la Cancillería argentina autorizó la actividad de dos científicos que estudiarían “los efectos del calentamiento global”, rezaba la solicitud, en el país. La primera etapa de la investigación se desarrollaría íntegramente en la Ciudad Autónoma, avisaba el permiso que consiguió el visto bueno del Congreso y la firma del presidente, quien a cambio pidió que, una vez terminado el trabajo, se compartieran las revelaciones científicas de la misión con los investigadores nacionales.

La misión, integrada por los investigadores jefes, se alojó en el hotel Sheraton, de Retiro, en dos habitaciones simples con un costo de $2.500 por día cada una. En los bolsillos, cada científico disponía diariamente de U$1.500 para viáticos durante el tiempo que demandara la estadía en Buenos Aires, lo que dependía nada más que del hallazgo del reflector que atravesaba el universo sin que los idiotas pudieran percatarse.

Alí Al Fahiar, un árabe radicado en Palermo desde hace 15 años, ofició de traductor, guía y chofer de los investigadores. El plan de campo de Taylor y Zapata no existía. El equipo que encabezaban nunca alcanzó a comprender el origen de “la luz porteña”, un fenómeno que significaría una conspiración contra cualquier intento de revelar ciencia.

Por la importancia de la misión, los enviados debían reportar sus movimientos dos veces al día, frente a los informes quincenales que acostumbraban a presentar en otros trabajos. La primera media mañana en Buenos Aires fue improductiva para la investigación, los científicos no salieron del Sheraton hasta la tarde.

Le pidieron a Alí que pasara por un Mc Donals para combatir la temprana nostalgia que entró en su almas. Luego, subidos a una camioneta Mitsubishi tres veces más grande que los autos que la rodeaban encendieron el localizador que el profesor Jhosep Bletar desarrolló en tiempo récord en su afamada guarida de los cantones suizos a cambio de U$20.000.000.

Era un aparato de 20 centímetros de alto por 15 de ancho, de operación sumamente sencilla. Todo su poder residía en la serie de sensores y memorias que guardaba. Estaba preparado para captar una luminosidad tal como la que deslumbró a la comunidad científica internacional. Además, situaba su posición en un plano de la ciudad gracias a la utilización de la información provista por un satélite Noruego que espía desnuda a la Reina del Plata amparado en una ley de principio de los 90', aprobada con el paquete del uno a uno, sin que nadie se percatara.

La Mitsubishi circuló por toda la ciudad hasta entrada la noche sin que el localizador diera señales, desde el cuartel general de la misión, en Washington, además, llegaban malas noticias: “Hace dos días que no tenemos señales de la luz”, transmitió un ayudante telefónicamente a los científicos apostados en Buenos Aires.

En la noche, Alí llevó a los investigadores a tomar cervezas a San Telmo y les anticipó el fracaso de la misión. –Ustedes están locos, eso que buscan no está en Buenos Aires –les dijo sin tapujos una vez que había injerido el contenido de varias botellas.

-Vos podés tener razón, pero tu razón no va a detener a la ciencia, el desarrollo necesita lo que nosotros estamos por descubrir. No hay alternativa, tenemos que llegar a esa fuente de energía porque ya hemos probado que existe y está aquí –intentó explicar Taylor con la lengua entumecida. –Yo no estoy otra vez en Argentina para nada, este inmundo lugar apesta –completó la argentina arrepentida completamente borracha.

Al día siguiente, los científicos se levantaron bien temprano, desayunaron en el hotel, dieron el parte matinal a Washington y recién después se subieron a la camioneta de Alí. –¿Hoy por donde vamos a recorrer? –preguntó el árabe vestido con jeans y una remera con la cara del Indio Solari estampada en el pecho.

-Llévanos a las afueras, en donde hayan construcciones menos altas, es imposible que entre esta mole de hormigón se proyecte luz al cielo –ordenó la blonda Julia.

Sin embargo, los científicos no tenían idea del mejor rumbo. La máquina millonaria que portaban no daba señas, mientras la camioneta devoraba kilómetros y kilómetros. Y los jefes económicos de la misión comenzaban a presionar por resultados desde Washington.

Cerca del mediodía, al fin, una serie de luces empiezan a titilar en el localizador, muy tenuemente. En tres minutos, el plano de la pantalla mostraba una fuente sospechosa en la zona de Palermo, con fuerte tendencia a estacionarse en Barrio Norte. Pero ni bien la misión tomó ese rumbo, el localizador perdió la señal.

-Es una fuente móvil, no tengo dudas de que la encontramos –se alegró Taylor. –Es raro, parece que alguien la manipula, si el localizador funciona bien, alguien está decidiendo cuando irradiar el brillo y cuando apagarlo –consideró con preocupación la doctora Zapata-.

Tras dar cincuenta mil vueltas por todo el Barrio Norte y las adyasecencias, la Mitsibushi regresó al Sheraton con los científicos entonados con la primera señal recibida. La comunicación nocturna con Washington incluyó cierto aire de triunfalismo de parte de los enviados. –Estamos muy cerca, tengo esa sensación –esgrimió Taylor ante un interlocutor altamente relevante para el proyecto.

El tercer día en Buenos Aires, los científicos amanecieron después de las siete y lo primero que hicieron fue prender el localizador. Nada, hasta las ocho, cuando desde Washington les avisaron sobre los destellos que detectaba el telescopio central sobre el cielo de Buenos Aires.

-Sí, tengo una señal muy fuerte en el barrio de Villa Crespo –confirmó Julia entusiasmada antes de cortar la comunicación con Washington y abordar de apuro el vehículo de Alí, siempre listo por $2.000 al día.

Ni bien la Mitsubishi enfiló por Córdoba, la localización de la fuente energética se fue mudando hacia el centro y cuando ingresó a Barrio Norte, la señal dejó de estar en el aparato concebido en Suiza. Otra vez la camioneta de los científicos dio enésimas vueltas por la zona sin éxito. –Estuvimos cerca, esta noche no dormiremos, estaremos atentos al localizador todo el tiempo –anticipó Taylor.

Y, efectivamente, se hizo la noche sin que el localizador diera una sola señal más. La misión cenó en Puerto Madero, sin dejar de mirar de reojo la pantalla del localizador. Hasta el helado del postre, el aparato no sorprendió a nadie.

Cuando Alí se disponía a pagarle al mozo para abandonar el restorán, una luz intensa saltó de la pantalla del localizador y de inmediato el plano de Villa Crespo se dejó ver marcado con un punto. -La intensidad de brillo es más alta que nunca, si no encuentran ahora a esa fuente estamos ante un fracaso –les advirtió telefónicamente un científico jefe de la NASA.

La camioneta transitaba hasta “el barrio de los judíos”, como lo nombraba con odio el árabe. –Justo ahí tenemos que ir, sólo a mi me pasan estas cosas –reflexionaba en vos baja Alí. –No tenemos tiempo para cuestiones religiosas, el futuro del mundo puede estar en Villa Crespo, así que nos importa bien poco lo que te parezcan los judíos –le advirtió Zapata.

En tanto, la camioneta ya estaba debajo de un edificio en el que el localizador ubicaba sin dudas a la pretendida fuente energética que atraía a la misión científica. –Es acá, vamos a entrar –sentenció Taylor, no obstante Alí le avisó que –si te ven puede ser un escándalo, hay que pedir autorización no se puede invadir casas así nomás. Esto no es Irak-.

-Me das risa, esto es más fácil. Acá nadie nos matará por nada –le aclaró Zapata. Los científicos usaron llaves especiales para abrir la puerta del hall del edificio y rápidamente se montaron a un ascensor sin despegar los ojos del aparto localizador. Cada vez era más intensa la luz verde que éste mostraba.

Sexto piso, frente a la puerta que mostraba una E plateada, la luz no dejaba dudas. –Acá está, la tenemos. ¿Llamamos o entramos con ganzúa? –mocionó Julia y Taylor, sin pensarlo extrajo una llave del bolsillo interno izquierdo de su chaqueta y la introdujo en la cerradura.

El científico abrió la puerta y el localizador se volvió loco. Se puso verde por completo y vibró con fiereza hasta estallar por el aire. Un indicador de luz le dio en la sien a Taylor y otro atravesó el pecho de Zapata, quienes quedaron duros, sin vida, en el pasillo del sexto piso del edificio de Villa Crespo.

Tras la puerta abierta, una dulce damita, de cabellos claros, ojos de cielo, sonrisa angelical y muchas otras cosas más, brillaba intensamente mientras miraba el monitor de su computadora. El ruido casi no la alteró. Sólo dejó la silla para cerrar la puerta, sin darse cuenta de los muertos, y siguió con lo que estaba haciendo, brillando para alterar hasta a los científicos más reconocidos del mundo.

Taylor y Zapata fueron desconocidos por los cuadros políticos mandantes. En el ámbito científico, corrió frío por las venas ante la muerte de sus colegas y del ambicioso proyecto. Tras un arreglo entre las cancillerías de Argentina y Estados Unidos, la Justicia argentina informó que sospecha de que los muertos del edificio de Villa Crespo integraban una banda internacional dedicada a cometer atentados, la cual era liderada por Alí Al Fahiar.

El árabe se fue a la triple frontera, con un suculento vento provisto por la SIDE, segundos después de ver muertos a sus contratantes. Y del maravilloso brillo de Villa Crespo nunca más se habló hasta que llegué a altas fuentes recabando información para esta historia.

Asustados, trataron de evitar mi intromisión con buenos modales. Con eso me facilitaron las cosas para reconstruir la fallida investigación. Buenos modales dejan márgenes que no les perdonaría. Lo que nunca supieron es que yo descubrí lo que ellos buscaban sin necesitar tantos millones.

De mente

Ni aún no acordándome me puedo olvidar
de su corte fino y su brillo genial,
de su perfumito prefiero no hablar,
como de las demás cosas que debo censurar

Fue un día lejano la primera vez
con un miedo inhumano le entré
y hasta encandilarme con ella no esperé
más que el tiempo que se robó la timidez

Yegua

-Asquerosa Emilce, no sé para qué lloro por vos. ¡Qué rápido te olvidás! –sin consuelo, con la botella sin vino, la frente derrumbada en la mesa llena de migas de pan de dos días de antigüedad, un pedazo de grasa de salame pegado en el codo y la vista pegada al televisor sintonizado en ESPN, a la hora de la de fondo de Palermo, el terminado jockey Jhony Pérez le hablaba a la última yegua que montó.

Justo el primer día sin Jhony sobre el lomo, la blanca y brillante Emilce se impuso por primera vez en su carrera, con la armoniosa monta del debutante Ramiro Fuentes De Bibar.

El día mundial de la mujer

-Mujeres eran las de antes -pronunció la voz ronca de Don Justiniano a mi oído. En frente, una congregación de féminas saludándose mutuamente entre rechinar de copas servidas con vino rosado espumante. Una escena que no salió jamás de mi retina mientras le contesté al viejo atorrante que todavía, a los 82 años, redistribuye sus ingresos entre la timba y las putas.

-Usted tiene razón Justino -repliqué-, con la militancia por la desaprición de las distinciones de género la mujer ha mutado a un ser humano con triangulito. Una maravillosa conversión cultural de la belleza natural que las mujeres tienen.

Don Justiniano se quedó en silencio asintiendo con la cabeza, aunque preguntándose si estoy definitivamente loco o le estaba tomando el pelo.

Yo le di un abrazo, como siempre, le pedí que se cuide, le recomendé que se gaste una moneda más pero compre Prime, me ajusté un talle el cinturón, miré fijo a una adolescente enfundada en una provocativa minifalda de gasa y un micro top adherido con violencia que cruzaba la calle y me fui caminando despacito, pegadito a la vidriera de una vinería, eligiendo la mejor relación calidad-precio para regar el chivo que me comería con los vagos, aprovechando que las mujeres están de festejo entre ellas.

Brillo inconfundible

Siento que ella está detrás de mí, me ve, me sigue, pero cuando quiero sorprenderla para tomarla fuerte y decirle que se quede conmigo para siempre, resguarda su figura.

Se siente segura ahí, escondida. Está convencida de que no la veo. De última, sabe que puedo sospechar de su cercanía pero siempre habrá espacio para la duda mientras no se muestre.

Me ve y se derrite con cada uno de mis movimientos. Piensa en lanzarse y decirme otra vez “sin vos no puedo vivir”. Repiensa, duda, descree, se desanima y le da la razón al fantasma que la aleja de mi presencia.

Se hace la boluda con sus sentimientos, se convence de que lo mejor para su vida no va a pasar y se conforma con el hombro de turno –a veces mullido, otras muy flaco- para acurrucar su inmensa belleza. Y su tembladeral interno. Le deja al consuelo mi lugar del nido, pero no puede cerrar el espacio de su ser que guarda mi existencia.

No tengo mucho para decirle. Sólo que los árboles que usa para esconderse sobran para hacer invisible su hermosa figura, aunque al resplandor de su brillo no lo podrán tapar ni los resabios de una guerra nuclear, como a las ganas de tocarla que siempre tengo.

Polvo

Masticaré por vos
todo el polvo que se levantó.

Mi nariz lastimada va
a enfrentar tremendo vendaval

Quiero que vengan nomás
un kilo, dos kilos, tres kilos y una tonelada más.

Quiero otro corazón para aguantar
tantas emociones que no van a parar.

El tesoro

Cuando nací, la partera me dijo: “Recordá este mapa, te llevará al tesoro”. Fueron las primeras palabras destinadas a mí que escuché después de escaparme del vientre de mamá dos meses antes de tiempo.

De la imagen del mapa no tengo registro, pero mi vida nunca dejó de ser gracias a la búsqueda del tesoro.

Siempre me creí cerca, jamás dudé a cerca de que estaba encaminado. Nunca dejé de buscar, hasta que finalmente lo encontré mezclado en una telaraña virtual que no dejaba distinguir nada.

El brillo del tesoro me encandiló, rápidamente me di cuenta que estaba ante su presencia y me lancé a tomarlo, entre decenas que rodeaban la zona, perdidos en la maraña, sin poder contemplar la magnitud de la belleza del tesoro.

Temprano pude rescatarlo de la tela araña, descubrí que el tesoro del que me habló la partera no era como el de las películas. Brillaba más intensamente que los minerales brillantes, atrapaba mucho más que el oro y exigía otro tipo de cuidados.

Encontré el tesoro, lo tuve, pero se me fue. Me da la sensación de que si salgo a perseguirlo, jamás lo perderé de vista y cada tantas cuadras me esperará, para escaparse más adelante.

-¿Mamá me das plata? -pregunté temeroso

-¿Para qué? –retrucó mamá

-Tengo que perseguir al tesoro, pero se me rompieron las zapatillas, lo encontré, sé adónde está, lo voy a ir a buscar, me tenés que ayudar.

-Otra vez no, ya te di mucha plata para ese tesoro. Encima, me decís, no se puede vender porque no alcanzan todos los millones del mundo para pagarlo. Vos estás loco -terminó mamá.

Y terminó mi búsqueda del tesoro

El rock de la necesidad

Te necesito, como Ceci a Iván
Te necesito, como el huevo al pan
Te necesito, como el bien al mal
Como un mosquito picar, te necesito.

Te necesito, como el japonés al Yen
Te necesito, como Poli al fernet
Te necesito, como el actor al papel
Como exiliado volver, te necesito.

Te necesito, como la Selección a Messi
Te necesito, como Hollywood a Joe Pesci
Te necesito, como Iván a Ceci
Como graduado a la tesis, te necesito.

Te necesito, como la vida al sol
Te necesito, como la muerte a Dios
Te necesito, como tu mamá a vos
Como el Chevrolet al Ford, te necesito.

Te necesito, como el idiota al gurú
Te necesito, como el recuerdo a Lulú
Te necesito, como la música al blues
Como a la paz en Kabul, te necesito.

Gloria

A la meada que limpia los últimos vestigios del calvario

Al cuerpito que volvió a llegar hasta ahí

A la nena que volvió a aguantarlo

Al amigo de los vestigios

Gloria...!!!

Conciencia

-No creo en tu Dios, sólo me dejo traicionar por mi conciencia

Contra San Valentín

Yo no quiero

Una dama recatada
una vida secuestrada
la dieta de ensaladas
estar a la puteadas
crisis inventadas
llevarme a las patadas
agarrarme de pavadas
un rosario de giladas
fidelidad garantizada
una mina preocupada
lágrimas derramadas
una cama bien armada
Yo no quiero nada.
__________________________________

Yo quiero

Una mina independiente, cuasi perra,
que se deje de güevadas, que se toque, que se moje, que se muera de placer.

Que olvide la penitencia que el de sotana le impondrá por gozar.

Que su Dios sea mi verga y que sólo se retuerza cuando al paraiso vaya a parar.

Que no piense si se acuesta en cuestiones de moral, que su cuerpo me de vuelta para una incursión animal,
que a mi amigo humedezca por querérselo tragar.

(Esto es viejo -la segunda parte retocada para esta entrega- pero me parece pertinente dedicarlo hoy para ella, que se enamora de cada uno con el que duerme. Y para las enamoradas de otros capaces de pasar noches interminables conmigo sin dormir ni un minuto. También se lo quiero dedicar a las que les regalaron un celular.)

Van a caer bombas

Van a caer bombas, ellos lo saben. Se asustan, se miman, se divorcian y se encuentran con naturalidad. Se tocan para evadir la angustia, se angustian para escapar de la locura, se enloquecen para no enamorarse, se aman para no caerse, se caen para volar más alto, y arriba, bien arriba, se chocan para no entregarse; pero invariablemente se entregan, para no morir.

Pacto

En las vísperas de la última etapa de la preselección para el más importante casting de modelos del país, el empresario Robert Alfonso Pulenta Mágica se acercó al fotógrafo oficial del evento y le hizo un ofrecimiento: "Te doy la cupé BMW negra que dejé estacionada afuera si la foto que le hacés a mi hija (Guada, se hacía llamar) pasa a la final del concurso".

-Usted me está pidiendo que viole un convenio supremo -respondió el muchacho-, cosa que no podría hacer por más plata que me ofrezca o ganas que me dieran.

-Bueno, decime con quien tenés el convenio y yo te consigo el permiso para obviarlo -retrucó decidido el fabricante de autos con menos escrúpulos de la Nación.

-Me temo que eso es imposible -le dijo en tono bajo el fotógrafo

-No hay imposibles para mi pendejo, dale, ¿cuánto querés? -increpó el empresario

-Bueno, mire, me parece que no nos entedemos. Los fotógrafos tenemos un convenio inviolable con Dios: él no saca fotos y nosotros no hacemos milagros

La tribu rastaman (no es poesía, es reggae)

Hay en mi pueblo una tribu de gente
En apariencia desigual, aunque comparte un gusto musical
Y mucho más, mas allá de la manera de expresar
Lo que quiere comunicar, va siempre de frente

Son gentes de todos los colores y olores
Que se suelen juntar en el mostrador de algún benefactor
De su bolsillo y mi ansiedad, de nuestro colocón
Que van llegando en bicicleta o en pomposos coches

Si es igual el efecto final; de la sociedad en general
Empuja a escapar, como si fuera el salvavidas de un bañero
Del mar caliente jamaiquino, con el que sueñan cajetillas y negros
Que recurren a fumar para observar el resto con más tranquilidad

La mayoría no se da cuenta que por caminos muy diferentes
Consiguen un fin similar: provocar a los demás
Que se aferran a la campaña oficial
Teñida por los millones que se levantan los dirigentes

Las gentes de esta tribu ocupan puestos en todos los frentes
Desde las calles con malabares y las veredas con collares
A oficinas con decisión y el calor de lindas mujeres
En el penal también, es evidente

Las diferencias se evaporan cuando en el aire suena
La pegadiza melodía del jefe rastaman
Es que a Bob Marley, el jamaiquino, nadie se niega a adoptar
Cuando el calor del reggae corre por las venas la señal es buena

Y cuando viene la Policía todos le huyen por igual
Mastican bronca porque no entienden
Cual es la mecha, por qué defienden
A los que descaradamente promueven traficar

Alguito

Nunca recuerdo olvidarte
(Memento)

Parezco Facundo Cabral

Urge la necesidad de emigrar a otro lugar
En donde la gente me quiera mirar
Urge la necesidad de buscar otro mundo
Mas acorde a mi posibilidad (de ser)

Tenés que entender que es así la realidad
Él tiene lo que yo no te puedo dar
Eso que vos tanto buscás
Sin reconocer que es así la verdad

Porque la vida de los pobres signada está
Por la desventura de buscar sin encontrar
Y, si se es bueno, no da para soñar
Pues todo está dado para que salga muy mal

La vida soñada es más linda que la real
La muerte indeseada está cerca de llegar
Ensayo gambetas de aquí para allá
Pero en algún momento me la van a quitar

Me hago el Maradona con la pelota en los pies
Pero la realidad no permite atajos para quien no nació
Bendecido con la varita mágica de Dios
Y desde muy chico se amigó con Lucifer

Ahora ya no llorés por lo que se pasó
De largo en una de las curvas del desinterés
De lo que antes dejó tu cabeza al revés
Pero con el tiempo se desaflojó

Y sí, vienen los fantasmas que tanto temí
Caminan seguros de que ya no me querés
Se saben potentes servidores de kermés
No van a perdonarme reír de ese gil

No llores princesa, no lo hagas por mí
No lo necesito, no me lo merezco, ni te lo pedí
Tal vez haya gente dañina, proclive a bajezas
Que te despedazan para que los veas como altezas

Soy yo mucho menos arrogante y más incapaz
Que el padre que tus hijos se van a ligar
No obstante, lo sé, soy menos rapaz
Y no me importa nada, de nada, de nada más

Pregunta

¿El arte sólo existe después de la intervención de un artista o con la simple ocurrencia del hecho estamos en presencia del arte?

(Aclaro: no se si se entiende la pregunta pero me ronda en la cabeza. Agradezco sus pareceres)

Manifiesto

Me lo encontré hociqueando los rincones de la casa de Don Diego, mientras tal personaje de mi pueblo rayaba coco o algo por el estilo en la cocina: “Manifiesto fundante de la agrupación MENTIROSOS”, reza la cabeza del papel medio amarillento y mal oliente.
Por las dudas no le pregunté nada al Flaco Diego ni le dije que me llevaba el pedazo de papel que seguramente estaba destinado a envolver la ralladura de coco o algo por el estilo, como la biblia y la guía telefónica que estaban debajo de la mesa del tele. Dicen que se vende bien y que comprando la piedra y fraccionándola en casa deja buenas migas. Más aún si antes de fraccionar se estira, con o sin estilo. Después de todo, los consumidores de coco o algo por el estilo son tan adictos al producto que no se andan fijado en la calidad hasta que no se termina lo que compraron, cuando lo único que puede calmar la fiera es que aparezca más coco, o algo por el estilo.
Vaya a saber uno cómo llegó este manifiesto a la casa de Don Diego, lo mismo que cómo llegaron todos los papeles que envuelven coco o algo por el estilo. Páginas anónimas de alta literatura han sido morada perenne del noble producto que amasa el Flaco, también revistas pornos y panfletos de Frávega. Cualquier papel sirve, a nadie le importa el envoltorio sino lo que viene adentro.
El papel amarillo me llamó la atención por encima del resto de la amplia gama ideológica de los papeles de Don Diego. Algo extra tenía, sin leerlo supe que debía salvarlo de la lengua con la que algunos clientes de Don Diego lo despedirían una vez agotado el coco o el algo por el estilo.

A continuación, lo que dice el papel

“Manifiesto fundante de la agrupación MENTIROSOS”

Nunca más:

Voy a tomar cocaína
Voy a enamorarme
Voy a emborracharme hasta enagenarme
Voy a prender un pucho olvidando que ya estoy fumando uno
Voy a creer que todas las minas lindas que pasan por delante de mis ojos pueden terminar en mi cama
Voy a insistir a todas las minas lindas que pasan por delante de mis ojos para que terminen en mi cama
Voy a pagarle a una mina linda para que termine en mi cama
Voy a obligar a mi secretaria a que termine en mi cama
Voy a tomar cocaína (está repetida)
Voy a pasar 15 horas con los vagos, drogado y re mamado, si a mi mujer le dije: “Voy a comprar puchos y vuelvo, andá poniendo la pizza en el horno”
Voy a pasar tres días sin comer ni dormir
Voy a tomar cocaína (insiste el texto)

Destino

-¿Usted a qué se dedica?

-Siempre fui un intelectual, investigador y profesor universitario, pero no me alcanzaba para mantener a mi familia. Hasta que le hice caso a mi cuñado y empecé a contar cuentos.

-¿El humor es más rentable?

-El humor no sé, con la política me va fantástico

Y sí, se fue

Había una vez una nena que me gustaba y yo le gustaba, pero había otro que le gustaba más.

Campaña

La discriminación y la cárcel agravan el problema de las drogas

Todo lo mismo

Hay una línea que divide al bien del mal, si te la tomás todo dará igual

Vuelvo

Sos intragable para el agujero negro que devora pasado y vomita olvido.
Te extraño, mucho, mucho, mucho... Qué bueno verte vestida de presente, radiante, sonriente y extraordinariamente bella.

Necesito un pedacito de vos, el primero, ese que hace punta para que todo el cuerpo se entregue...

Pienso, sueño, te imagino, te veo y te escucho. Te huelo, desespero de amor. Vuelo, caigo, corro, me despisto, abandono. Y vuelvo.

Vengo a buscar la magia de tu compañía, a tocar la punta de tus pies, a provocarte una carcajada, a robarme tu fantasía para unirla con la mía y dejarlas ir por ahí.

Subir, muy lentamente hasta llegar al lugar en donde más me gusta estar. Quedarme perplejo, gozar, sentirte delirar y verte estremecer como sólo a vos se te puede ver.

No quiero

Una dama recatada
una vida secuestrada
la dieta de ensaladas
estar a la puteadas
crisis inventadas
llevarme a las patadas
agarrarme de pavadas
un rosario de giladas
fidelidad garantizada
una mina preocupada
lágrimas derramadas
una cama bien armada
yo no quiero nada.

Cuernudo, mandado y resignado; pero tan... feliz!

-De ninguna manera voy a permitir que esto siga así
-Pero es mi trabajo, ¿qué querés que haga?
-No lo sé, yo no puedo ser tu empleado doméstico y encima estar esperando que llegues a cualquier hora de la madrugada diciendo que venís de la oficina
-Me ponés entre la espada y la pared: no puedo dejar mi trabajo, pero tampoco quiero terminar con vos
-Hacé lo que quieras, yo me voy a lavar la ropa y a preparar la comida, acordate que invitaste a tu jefe a cenar
-Mmmmm, pero se canceló. En una hora nos vamos a México por 15 días, tenemos que presentar un proyecto
-Recién ahora me lo decís, yo tenía comprada la carne, los champignones y el malbec que me dijiste que le gusta al tipo
-No puedo hablar más, me voy a dar una ducha porque ya viene el taxi
-Está bien, hacé lo que quieras, la carnecita me la voy a comer con el Cholo y el Pato viendo el partido de Excursio por el TyC Sport

Él se dio cuenta pero no quiso decir nada. De la cartera de su esposa salía la puntita de las reservas para dos personas en una "exclusiva swit" de un hotel de la costa del Norte de Brasil.
Y en el reverso escrito en lapicera se leía: “No lleves ropa porque no pienso dejarte salir de la habitación. ¡Cómo te voy a dar chiquita!”.

Fidelidad

Hay una acción (o inacción) que es incompatible con los seres humanos de sexo masculino: la fidelidad.

Hay solamente dos motivos que pueden llevar a un hombre a pasarse toda la vida con la misma mina, sin que en algún momento termine revolcado con otra u otras. Por un lado el miedo a que la mujer se entere y por otro la absoluta incapacidad para levantarse a otra. Por lo demás, la fidelidad de los hombres a una mujer no existe.

Tres

Mi novia tiene un solo defecto: la mejor amiga me da vueltas la cabeza. Y yo a ella, me dice.
A mi novia le pasa algo muy feo: me acuesto con su mejor amiga. Pero no está todo bien para mi; me encantaría dormir con mi novia y su mejor amiga, los tres. Todavía no pasó. Sueño...

La maravilla que me desvela


Mi jardín arrasado

El huracán Kikina pasó hoy por la puerta de mi casa. No provocó daños materiales ni víctimas, ni siquiera lesionados. Pero, extrañamente, convirtió la escena en un manicomio.

No dejó un solo capullo de las decenas que se paseaban antes de su advenimiento. Capullos de las más bellas flores, a punto de explotar, de conseguir el esplendor, fueron arrasados por ráfagas leves, de un huracán devaluado, muy venido a menos.

El jardín de mi casa, entonces, se quedó sin flores. Mi vista se entristeció, comenzó a buscar algún objetivo atractivo hacia mi interior pero salió rápidamente al encontrarse nada más que un desierto de cactus llenos de espinas.

Afuera, todo había cambiado: hombres raros jugando con impresionantes chorros de agua, a pesar del bajón térmico que produjo el temporalito seco. Y otros hombres mojándose al tratar torpemente de evitar el flujo escupido por gordas y largas mangueras.

Me voy a dormir con la esperanza de que el sol de la mañana de mañana me devuelva la belleza, que reinstale los capullos, que los provoque hasta el punto de hacerlos estallar esplendorosos, justo delante de mis retinas, como me gusta.

Mensajes

-Eso que yo advierto de vos y los demás no, me chupa la cabeza.

-Podés elegir: perder contra mi o ganar con migo.

Pelpa nuestro (oración*)

Pelpa nuestro que estás en San Pedro,
santificado sea tu corte;
venga a nosotros tu vuelo;
hágase tu voluntad, en la fiesta como en el encierro

Danos hoy nuestra lección de cada día;
perdona nuestros agravios como también nosotros perdonamos a los que te patean;
No nos dejes caer en el bajón
Y líbranos de esta cara.
Amén.

(*El texto de esta oración fue encontrado 1.350 años después de la muerte del autor: Miguel Angel Toma Mucho)

Destruyendo mitos

La precocidad con que una chica llega a la cama con el hombre que está conociendo es considerada comunmente como determinante de la personalidad de la dama. Si lo hace muy cerca de la primera salida, se suele castigar a la mujer con rótulos tales como "atorranta".

No hay error conceptual más grande que el que se presenta en esta posición, pueden haber otros malos entendidos de hombres sobre mujeres pero éste principalmente es un problema para el hombre que no se cuestiona la hipótesis afirmada en el alto componente machista que ostenta la sociedad.

Nada tiene que ver el tiempo que le lleva a una mujer decidir tener sexo con alguien con la personalidad de la fémina. Esta afirmación la puedo sustentar en el relato de múltiples experiencias tanto de hombres como de mujeres.

Lo que en realidad le puede jugar en contra de la imagen futura a una mujer es llegar al sexo sólo para retener a un hombre. Asimismo, la sobreactuación durante la práctica sexual que corona la primera salida puede ser contraproducente.

Por lo demás, intimar en la primera -segunda o tercera- cita solamente conducirá a saber si el impulso que provocó la misma tendrá una oportunidad de ser un sentimiento permanente y mutuo. En el peor de los casos, el resultado es una decepción, que siempre más vale temprano que tarde.

Las que prometen a los 15

Sobre las chicas prometedoras a los 15: buen promedio en la escuela, destacada posición en el deporte que practica, buena hija y acaparadora de las miradas de compañeros y profesores, entre otras cualidades.

Si en los próximos tres años logra darse cuenta del poder que acumula su humanidad, será una perra imparable. Ganadora, arrolladora amante y eficiente mujer en lo que encare.

El amor

En cuestiones de amor también tiene influencia la personalidad y el entorno, dos de las pocas variables del amor que pueden ser analizadas. El resto sale de momento y casi siempre contrariando la historia de la dama que cae en el juego del amor.

Generalmente, las minas muy independientes eligen peor.

Mensaje de bienvenida

Bienvenidos...