Pacto

En las vísperas de la última etapa de la preselección para el más importante casting de modelos del país, el empresario Robert Alfonso Pulenta Mágica se acercó al fotógrafo oficial del evento y le hizo un ofrecimiento: "Te doy la cupé BMW negra que dejé estacionada afuera si la foto que le hacés a mi hija (Guada, se hacía llamar) pasa a la final del concurso".

-Usted me está pidiendo que viole un convenio supremo -respondió el muchacho-, cosa que no podría hacer por más plata que me ofrezca o ganas que me dieran.

-Bueno, decime con quien tenés el convenio y yo te consigo el permiso para obviarlo -retrucó decidido el fabricante de autos con menos escrúpulos de la Nación.

-Me temo que eso es imposible -le dijo en tono bajo el fotógrafo

-No hay imposibles para mi pendejo, dale, ¿cuánto querés? -increpó el empresario

-Bueno, mire, me parece que no nos entedemos. Los fotógrafos tenemos un convenio inviolable con Dios: él no saca fotos y nosotros no hacemos milagros

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