Marcas

Gracias a la excusa que encontré para vivir sin trabajar –soy periodista-, conocí gente de toda calaña. Tantos años girando por el mundo me vieron entrar a fabelas, villas y caseríos miserables como a suntuosos palacios de estilos diversos. Dos personas me marcaron: Natalí, una morena puertorriqueña y la misteriosamente blondísima Baronesa de Kiu-Li, Pibita Iko. Los canales que sus uñas dibujaron en mi carne nunca terminan de cicatrizar.

0 comentarios: