Mi vida

Despacito, muy suavemente, tomándose todo el tiempo del mundo me fue despedazando. Empezó por mi cabeza, siguió por mi pija hasta que se adueñó de mi corazón y, entonces, me rompió todo. Siempre fui consciente, no soy boludo. No estoy sorprendido, por más que me duela mucho. Soy fuerte, creo. El dolor no me asusta, el miedo tampoco. Sufro, en silencio para no alarmarme ni darle motivos para gozar. Perdí, ya lo sé. Y ¿qué?...

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